miércoles, noviembre 28, 2012

La hoja resucita con una fácil victoria


elJose dándolo todo al final del partido. Y de la carrera.
Desempolvamos la máquina de escribir, quitamos las telarañas a las teclas, igual que hacemos cada septiembre con las que se encariñan con nuestros huesos, y resucitamos, por sexta vez, la siempre querida, denostada y envidiada Hoja Macabea. Levántate y habla.

Nada mejor para este bíblico episodio que la narración de una nueva victoria, la tercera esta temporada, que no tuvo mucho de heroico, pero sí demostró el oficio y la experiencia que el equipo macabeo ha atesorado a lo largo de su seis temporadas.

El partido resultó entretenido, sobre todo en defensa, donde según algunas fuentes, además de levantar los brazos, acudir a las ayudas y cerrar las líneas, que son las tareas normales, se mantuvieron animadas charlas. Se consiguió con ellas que el nivel de concentración no bajara  y que los niños que se aburren defendiendo tuvieran un aliciente extra para agachar las nalgas.

En ataque, hablando mucho menos, la anotación fluyó cual plácida melodía de ascensores de alto standing. Es decir, los puntos iban cayendo sin que nadie se diera cuenta y para cuando los pobres chicos que se nos enfrentaban quisieron advertirlo, la tenían metida toda entera. La estocada. La derrota. Lo que cada uno quiera.

Como vamos con algunos partidos de retraso es un buen momento para resaltar la gran novedad de esta sexta temporada: el banquillo. De ser un área yerma, con una densidad de población sólo por encima de la del Sahara, ha pasado a convertirse en una urbe superpoblada al estilo de Manhattan. Los efectos se notan en múltiples formas. A saber:

  • Cada guerrero macabeo juega menos minutos por lo que puede hacerlo con intensidad máxima. Esto no gusta a todos por igual, pero al final, pensándolo bien, no cabe más que reconocer que merece la pena.
  • Algunos de los agitatoallas tienen que sentarse en el suelo. No todos caben a la vez en la exigua superficie de la que Ana Botella, nuestra egregia alcaldesa, dota a estas competiciones auspiciadas bajo el cálido manto de su ayuntamiento.
  • El presidente/entrenador acaba con un notable dolor de cabeza al tener que hacer complicadas operaciones matemáticas para repartir los minutos. Así, en el tercer tiempo, toma el hombre lo que toma.
El juego resultó equilibrado entre anotación interior y exterior. O eso creemos, porque como no hay estadísticas, no lo sabemos. Y tampoco le importa a nadie. Esta vez no fueron las faltas ni las lesiones las que mermaron nuestro equipo, sino eso de dar vueltas a un circuito montado en un coche con el culo pegado al suelo. Nuestra torre gemela, él es dos en sí mismo, esprintó cual gacela para asistir al inicio de la frustrada carrera de Alfonso* en pos de su tercer título mundial. 

Breves

Creemos, tampoco hay datos actualizados, que por primera vez en nuestra historia vamos en positivo en el basketaverage a estas alturas de la temporada. Otras veces hemos ganado el primer partido, pero para la segunda jornada ya estábamos en nuestros números.

La verdadera vergüenza del encuentro llegó en el tercer tiempo. El presidente pidió una botella de agua y un poleo con manzanilla. No hay más que decir. Por suerte elJose compensó sobradamente la afrenta y aguantó firme hasta el final. Y un poco más allá.

No hubo rueda de prensa porque no había Hoja y sin medios, qué cojones hacían los jugadores compareciendo. Por los pasillos, eso sí, se oían los lamentos de alguno de ellos que no cumplió con las expectativas o que se sintió dolido por el maltrato de los compañeros. Javi, por ejemplo, se quejaba con amargura y un punto de derrotismo de que no había tirado ni una vez a canasta. Nadie advirtió el dato en el momento, pero luego la incredulidad se hizo la dueña, dada la asombrosa facilidad de Javi para tirarse ese típico triple de todos los partidos que no toca el aro. Manuel, a su vez, rumiaba cierto descontento porque alguien al darle la mano tras el partido no le felicitó por su sobresaliente desempeño. La cosa quedó aclarada pero nunca sabe uno qué es lo que se guarda para sí un gallego. Y menos uno tan espigado.

*No, no es una errata, el redactor ha escrito correctamente “Alfonso” en vez de “Alonso”. Esto es una vieja anécdota del equipo que elJose, protagonista, debería contar a los nuevos. Para echarnos unas risas, vaya.

2 comentarios:

Manuel dijo...

Alabada sea la resurrección de la Hoja. Loor al redactor que lo hizo posible. Hosanna a los cansinos que insistieron en que tan magno evento tuviese lugar.

La Hoja no resucitó al tecer día, como cierto personaje mítico, pero casi. Fue a la tercera victoria :)

Jorge dijo...

Por fín!, gracias, gracias, los nuevos no sabeis lo reconfortante que es el lunes cuando hay Hoja Macabea......